Origen de la discriminación y racismo contra los inmigrantes
(Discriminación, Racismo y Educación)
La causa o razón de la discriminación y del racismo contra los inmigrantes es el “instinto de territorialidad”, el cual existe en todas las personas y en todas partes del mundo, pero con mucho más ahínco en los Estados Unidos por ser un país de inmigrantes por excelencia. El “instinto” en los humanos se controla con el aprendizaje.
Queriendo encontrar una causa o razón de la discriminación y el racismo contra los inmigrantes, llegué hasta los mismos orígenes del comportamiento humano, en donde los “instintos” prevalecen.
Siendo mucho más evidente la existencia del instinto territorial en los animales irracionales, y aún no totalmente demostrada su existencia en nosotros sus congéneres racionales: sí hay algunos autores que defienden la existencia en los humanos del instinto de supervivencia, al igual que el instinto sexual y hasta un instinto religioso.
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Los estudiosos del tema llaman al “instinto” en los seres humanos, “‘reflejo’ o adaptabilidad progresiva dentro de un sistema de aprendizaje continuo” (Ardrey - 1966): es decir que entre más “evolución” en el ser humano, menos “instintos”.
Cuando nos referimos al instinto territorial de los animales irracionales, “en etología, sociobiología y ecología del comportamiento, el término territorio se refiere a cualquier área sociográfica que un animal de una particular especie consistentemente defiende contra conespecíficos (y ocasionalmente, contra individuos de otras especies)”.(ARDREY-1966)
El animal defiende y protege a sus hembras, sus cachorros, sus alimentos, en general su territorio, el cual ha demarcado de una u otra forma. Y este instinto territorial en los animales es hereditario.
De lo que sabemos, en nuestros antepasados, tan atrás como en la época de los primeros seres humanos, estos “instintos” eran muy arraigados, mismos que han venido evolucionando con los sistemas de aprendizaje, hasta convertirse en “reflejos” u otros comportamientos humanos aprendidos.
Por eso decía al principio que todos los seres humanos, hasta cierto grado, hemos “heredado el instinto de territorialidad” o de supervivencia: todos somos “racistas y discriminamos” en mayor o menor grado. Es como si lleváramos ese “pequeño monstruo” dentro cada uno de nosotros, el cual debemos controlar y educar, pues nunca va a desaparecer, ya que lo necesitamos para otras actividades en nuestra vida cotidiana, para nuestra supervivencia.
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Por lo tanto, este proceso social de aprendizaje debe comenzar en el seno de la familia, en el hogar, en las escuelas, en los colegios, en las universidades, con grandes campañas de educación a nivel nacional. Esto no se soluciona con leyes únicamente. ¡Es un proceso de toda la vida!
Podemos ver que en la gente mayor la discriminación y el racismo es mucho más evidente. La razón es muy clara: el proceso de educación y concientización del NO a la discriminación y al racismo, mucho menos utilizando la violencia verbal y física, no tiene muchas décadas.
Actualmente existen dos fenómenos aislados perfectamente identificados de discriminación y racismo, con violencia verbal y física: el primero es el de jóvenes con padres racistas y que no tienen un “buen nivel de educación” y que han influenciado a sus amigos más cercanos.
El segundo caso, y el que me parece más peligroso, es el de personas mayores que utilizando sus grandes fortunas y su poder económico y político promueven el racismo y la discriminación contra los inmigrantes en este país.
Finalmente podemos decir que estas personas que actualmente discriminan practicando el racismo mediante la violencia verbal y física, están realizando una práctica que no es racional, digna de un ser humano de bien, y que no los diferencia de los seres irracionales.
Carlos H. Heredia
